El Área Metropolitana de Madrid es un territorio que incluye la capital y sus inmediaciones. Comprende una de las áreas urbanas más grandes de Europa, con municipios como Madrid, Móstoles, Alcalá de Henares, Leganés o Fuenlabrada. Ciudades y pequeñas localidades que en conjunto superan los 7 millones de habitantes. Se trata de un vibrante mosaico de experiencias de ocio y cultura, donde el ritmo vertiginoso de la gran ciudad se entrelaza con la serenidad de vastos parques, espacios naturales y la riqueza de un legado histórico-artístico sin igual.
Madrid Metropolitano

Alcobendas

Alcorcón
Alcorcón, ubicada a 15 kilómetros al suroeste de Madrid, es una ciudad que roza los 172.000 habitantes (2023). Este municipio ha logrado combinar su patrimonio histórico con un moderno desarrollo urbano. Su cercanía a la capital la ha convertido en un enclave estratégico para negocios, ocio y cultura, atrayendo a miles de personas cada día.
Los orígenes de Alcorcón se remontan a la época medieval, cuando era un pequeño asentamiento de artesanos musulmanes. Su nombre, Al-Qadir, que significa "colina" o "atalaya", refleja su posición estratégica en un altozano. A lo largo de los siglos, la ciudad ha experimentado un notable crecimiento, especialmente en el siglo XX, gracias a la industrialización y la creciente demanda de vivienda.
Alcorcón ofrece una amplia variedad de atractivos turísticos, desde monumentos históricos como la iglesia de Santa María la Blanca, construida sobre una antigua mezquita, hasta modernos espacios culturales como el Museo de Arte en Vidrio de Alcorcón (MAVA). Además, la ciudad cuenta con numerosos parques y zonas verdes, como Los Castillos, un parque urbano con un conjunto de esculturas monumentales.
Alcorcón es también un destino ideal para el ocio y las compras. La ciudad cuenta con una amplia oferta de restaurantes, bares y tiendas, concentrados principalmente en el centro urbano y en los grandes centros comerciales como San José de Valderas, Tres Aguas y X-Madrid.
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Alcalá de Henares
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, Alcalá de Henares, ciudad natal de Cervantes, es un destino imprescindible para los amantes de la historia y la cultura. Conocida como “la ciudad del saber”, grandes literatos del Siglo de Oro español como Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina o San Juan de la Cruz estuvieron vinculados a ella. Sin embargo, de entre todos ellos destaca con luz propia Miguel de Cervantes, que nació aquí en 1547.
Alcalá de Henares fue la primera urbe diseñada y construida especialmente como sede de una universidad. Fundada por el cardenal Cisneros en 1499, en pleno Renacimiento, sirvió como modelo para otros centros de enseñanza en Europa y América. De sus aulas salieron grandes obras como, por ejemplo, la Biblia Políglota.
Un paseo por Alcalá de Henares es un viaje en el tiempo que te permitirá conocer la historia de España y de Europa. Con más de 2.000 años de historia, esta ciudad ha sido testigo de diversas civilizaciones, desde los romanos hasta nuestros días albergando tesoros como “Complutum”, uno de los enclaves romanos de referencia en España. La Alcalá medieval, con sus barrios cristiano, judío y musulmán, guarda espacios con recuerdos de mezquitas y sinagogas, de iglesias, oficios y lugares que dieron forma y carácter a una villa llena de contrastes.
Alcalá de Henares ofrece una amplia oferta cultural y turística. Además de monumentos y museos, podrás disfrutar de su gastronomía, pasear por sus jardines y participar en alguna de las muchas actividades que se organizan a lo largo del año.

Arganda del Rey
Arganda del Rey, situada a 34 km al sureste de Madrid, cuenta con 59.000 habitantes (2023). Se trata de un municipio lleno de historia, naturaleza y cultura.
Los orígenes de Arganda se remontan a la Edad de Piedra, como lo demuestran los yacimientos paleolíticos descubiertos en el Valle del Jarama. Más tarde, celtíberos y romanos dejaron su huella en la zona, y en el siglo XI, tras la reconquista cristiana, se fundó el primer núcleo importante de población. En 1583, Felipe II le otorgó a Arganda la condición de Villa Realengo, estatus que ostentó hasta 1613, cuando fue adquirida por el Duque de Lerma. Este hecho desencadenó el famoso Motín de Arganda, un levantamiento popular contra el dominio señorial.
Arganda del Rey atesora un valioso patrimonio monumental, con ejemplos como la Ermita de Valtierra, del siglo XIII, una de las pocas muestras de arquitectura mudéjar en la Comunidad de Madrid; la Casa del Rey, una edificación del siglo XVI que fue residencia del embajador alemán Hans Kevenhuller; la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, del siglo XVII, con su imponente torre de sillería; y la Ermita de San Roque, del siglo XVII, construida como ofrenda tras una epidemia de peste.
Degusta el famoso vino de Arganda, con Denominación de Origen "Vinos de Madrid", y conoce su proceso de elaboración en el Museo del Vino. No te pierdas las Fiestas Patronales en honor a la Virgen de la Soledad, con sus encierros, capeas y novilladas.
Parte del término municipal de Arganda del Rey está incluido en el Parque Regional del Sureste, un espacio protegido que alberga una gran variedad de ecosistemas y paisajes. Los amantes de la naturaleza podrán disfrutar de rutas de senderismo y ciclismo, observar aves en las lagunas de Las Madres, o simplemente relajarse en la dehesa El Carrascal.
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Arroyomolinos
Arroyomolinos, una ciudad de 36.000 habitantes (2023), ubicada a 31 kilómetros al suroeste de Madrid, te invita a descubrir un rico patrimonio histórico y un envidiable entorno natural.
Los orígenes de Arroyomolinos se remontan a la época romana, como lo demuestran los numerosos yacimientos arqueológicos encontrados en el municipio. El pueblo fue fundado durante la invasión musulmana, para más tarde ser reconquistado por el rey Alfonso VI de León en su avance hacia Toledo. En el siglo XV, Pedro I de Castilla concedió a Diego Gómez de Toledo el privilegio de repoblar el término de Arroyomolinos.
El Torreón de Arroyomolinos, rehabilitado en el siglo XXI, es el elemento más representativo de la localidad. Se cree que fue mandado construir por Juan de Oviedo y está adornado con los escudos de los Reyes Católicos y Gonzalo Chacón.
El municipio también cuenta con el Cordel de Arroyomolinos, un camino que transcurre desde el río Guadarrama hasta Móstoles, donde se pueden encontrar restos arqueológicos de molinos medievales y zonas de esparcimiento.
Arroyomolinos se encuentra parcialmente incluido en el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama, un espacio protegido que alberga una gran variedad de ecosistemas y paisajes. Los amantes de la naturaleza podrán disfrutar de rutas de senderismo y ciclismo, observar aves y fauna diversa, y simplemente relajarse en las zonas verdes del municipio.
Arroyomolinos cuenta con uno de los iconos del ocio y de las compras en Madrid, el centro comercial Intu Xanadú, donde encontramos Snozone, una de las pistas de nueve cubierta más grandes de Europa, así como el Atlantis Aquarium.
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Batres
Batres, situado a 37 kilómetros al sur de Madrid, te invita a descubrir un pequeño municipio de casi 2.000 habitantes (2023) con un rico patrimonio histórico y cultural combinado con un envidiable entorno natural.
Con más de 20 siglos de historia, Batres atesora un legado histórico sin parangón en la Comunidad de Madrid. Diversos nombres ha recibido a lo largo del tiempo, desde "Wratria" en época prerromana hasta el actual "Batres", pasando por "Gran Watria" o "Vatria".
El Castillo - Casa Fuerte de Batres, una de las construcciones más emblemáticas de la región, es un ejemplo palpable de este rico pasado. Construido sobre cimientos de pedernal, este imponente castillo fue testigo de la infancia del poeta Garcilaso de la Vega, quien lo inmortalizó en sus versos. El Castillo de Batres no es el único tesoro que alberga este municipio. La Fuente de Garcilaso, la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, el subterráneo de la bodega, el puente sobre el arroyo del Sotillo y la Huerta del Mirador son solo algunos de los lugares que te transportarán a través del tiempo.
Batres forma parte del Parque regional del curso medio del río Guadarrama y su entorno, un espacio protegido que alberga una gran variedad de ecosistemas y paisajes.
Sotos y riberas del Guadarrama, matorrales y pastizales, masas mixtas de pino y encina y encinares adehesados conforman la rica vegetación del municipio.
Especie avícolas de alto interés ecológico, como el águila imperial, el águila real, el buitre negro y el halcón peregrino, sobrevuelan los cielos de Batres.
Los amantes de la naturaleza podrán disfrutar en Batres de rutas de senderismo y ciclismo
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Boadilla del Monte
Refugio de nobles, un legado que perdura

Brunete
Brunete, una localidad de 11.000 habitantes (2023) situada a 35 kilómetros al oeste de Madrid, te invita a descubrir un rico patrimonio histórico y cultural combinado con un envidiable entorno natural.
Fundado en la Edad Media por la ciudad de Segovia, Brunete ha vivido una rica historia marcada por diferentes acontecimientos. En la Guerra de las Comunidades se sublevó contra Carlos V y, ya en el siglo XX, durante la guerra civil española fue escenario de la batalla de Brunete, una de las más importantes del conflicto.
La Plaza Mayor de Brunete, de estilo escurialense, es uno de los lugares más emblemáticos del municipio. Destaca por sus soportales con columnas de granito, la fuente de piedra en el centro y la escalinata que la une con la iglesia.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, también de estilo escurialense, forma un bello conjunto arquitectónico con la Plaza Mayor. Fue reconstruida en el siglo XIX tras un incendio.
El término municipal de Brunete alberga catorce fortines bien conservados, construidos durante la guerra civil española. Estos fortines, comunicados por pasadizos subterráneos y trincheras, se encuentran incluidos en el Catálogo de Bienes Protegidos.
Brunete está rodeado de un envidiable entorno natural, ideal para los amantes del senderismo y el cicloturismo. El río Guadarrama, los encinares del río Alberche y Cofio y el humedal del Charco Poleo son algunos de los lugares más destacados.
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Colmenar Viejo
A 35 kilómetros al norte de Madrid, a los pies de la sierra de Guadarrama, se encuentra Colmenar Viejo, un municipio con más de 55.000 habitantes, que ha sido testigo de milenios de historia. Su extenso territorio, el tercero más grande de la provincia, cuenta con tradición ganadera, que ha dejado una profunda huella en el paisaje. La explotación del granito y la dehesa han configurado un entorno característico, donde conviven elementos naturales y culturales.
Las excavaciones paleontológicas han revelado que hace más de 100 millones de años, este territorio presentaba un clima, una flora y una fauna muy diferentes a las actuales. Los yacimientos arqueológicos, por su parte, ofrecen una ventana al periodo que va desde el Paleolítico hasta la Edad de Bronce, permitiendo encontrar piedras talladas en sílex y cerámicas con incisiones. Sin embargo, es en la época visigoda, de los siglos VI-VII, donde se concentra la mayor parte de los hallazgos, encontrándose vestigios de varias comunidades rurales dispersas como Fuente del Moro, Remedios, Navalvillar y, casi con toda probabilidad, Navalahija.
Tras la conquista de Madrid por Alfonso VI, Colmenar Viejo se integró en el Real de Manzanares. Durante siglos, este territorio fue objeto de disputas entre Segovia y Madrid, hasta que finalmente quedó bajo el dominio de la Corona de Castilla.
La localidad experimentó un notable crecimiento poblacional a partir del siglo XV, consolidándose como centro económico y administrativo del señorío. La Basílica de la Asunción de Nuestra Señora, un magnífico ejemplo del gótico castellano, es un testimonio de esta época de esplendor. Alberga en su interior el Museo de Arte Sacro.
Entre el patrimonio de la localidad, también destacan los molinos y batanes de El Grajal: un legado industrial dedicado a la producción de harina y al tratamiento de la lana, ubicado en el cauce del río Manzanares que se remonta, al menos, al siglo XVII, perdurando hasta el siglo XIX; y la Casa Museo de la Villa, que alberga un lagar y una bodega, además de acoger una colección de piezas que muestran la evolución histórica de Colmenar Viejo, sus principales actividades económicas y oficios tradicionales.
Además de su rico patrimonio histórico, Colmenar Viejo destaca por su entorno natural. Gran parte de su territorio está incluido en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, lo que garantiza la conservación de su biodiversidad. La Dehesa de Navalvillar, con su abundante fauna y flora, es otro espacio natural protegido de gran valor.
La vida en Colmenar Viejo está marcada por una rica tradición festiva. La Vaquilla, declarada de Interés Turístico Nacional, y La Maya, de Interés Turístico Regional, son dos de las celebraciones más importantes. Estas fiestas, arraigadas en la historia y la cultura local, atraen a numerosos visitantes cada año.
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Fuente el Saz de Jarama
Fuente el Saz de Jarama, un municipio que supera los 7.000 habitantes (2023), se ubica al noreste de la región, a 42 km de Madrid. Asentada en una fértil llanura bañada por el río Jarama, esta localidad madrileña esconde un pasado fascinante que se remonta a la Segunda Edad del Hierro.
Los vestigios arqueológicos hallados en Cerro Redondo demuestran que Fuente el Saz fue habitada desde tiempos remotos. La llegada de los romanos y visigodos consolidó la presencia humana en la zona. Sin embargo, es con la Reconquista cristiana cuando se inicia la formación del núcleo urbano actual.
En el siglo XIII, Alfonso VI y el arzobispo Jiménez de Rada impulsaron la repoblación de la región, favoreciendo el crecimiento de Fuente el Saz.
La iglesia de San Pedro Apóstol, un magnífico ejemplo de la arquitectura del siglo XVI, se alza imponente en el centro del pueblo. A las afueras, la ermita de la Soledad, de estilo toledano del siglo XVI, y la ermita de la Virgen de la Ciguiñuela, que desde el siglo XIX sirvió de panteón y en la actualidad se encuentra rodeada por el cementerio de Fuente el Saz.
Fuente el Saz destaca por su entorno natural. La ZEPA Estepas Cerealistas de los Ríos Jarama y Manzanares alberga una rica biodiversidad, con especies como la avutarda, el conejo y la perdiz roja. El río Jarama y el arroyo Paeque ofrecen un paisaje sugestivo, con bosques de ribera, para practicar senderismo y disfrutar de la naturaleza.

Getafe
Getafe se localiza a 18 km al sur de Madrid, en la cuenca del río Manzanares. Esta ciudad, que supera los 185.000 habitantes (2023), ha sido testigo de la evolución de la humanidad desde el Paleolítico Inferior hasta nuestros días.
Los primeros habitantes de Getafe dejaron su huella en forma de herramientas de piedra, vasijas y brazaletes, encontrados en una terraza del río Manzanares. Con la llegada de los romanos, se construyó la villa de La Torrecilla, y los visigodos dejaron su legado en una necrópolis cercana.
Tras la dominación musulmana, Alfonso VI reconquistó la zona en el siglo XI.
En 1326, diversos núcleos de población se unieron para formar Getafe, y se construyó la primera ermita de la Magdalena.
En el siglo XVI, se inició la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de la Magdalena y se fundó el Hospitalillo de San José para atender a los más necesitados.
Uno de los lugares más emblemáticos de Getafe es el cerro de los Ángeles, considerado tradicionalmente el centro geográfico de la península ibérica. En su cima se encuentra el Santuario, con la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, la basílica y el monumento al Sagrado Corazón de Jesús.
La catedral de La Magdalena, con su mezcla de estilos renacentista, barroco y mudéjar, es otro de los tesoros arquitectónicos de la ciudad. Su construcción se prolongó durante más de dos siglos y es considerada una obra maestra del arte religioso en la Comunidad de Madrid.
El Hospitalillo de San José, fundado en el siglo XVI, es un testimonio de la solidaridad y la caridad de los getafenses. Junto a él se encuentra la iglesia barroca del Colegio La Inmaculada-Padres Escolapios.
En el antiguo núcleo urbano de Perales del Río encontramos lo que queda de la iglesia de los Santos Justo y Pastor, de estilo barroco, que sirvió como lugar de enterramiento para los marqueses de Perales.
Entre los espacios naturales de Getafe, el cerro de los Ángeles destaca como lugar de esparcimiento más cercano al centro urbano, poblado por bosques de pinos, aunque sin duda, el entorno natural más importante de Getafe es la ribera del río Manzanares, integrada en el Parque Regional del Sureste, además ser zona de especial protección para las aves. Aquí es posible disfrutar de la naturaleza, realizar rutas de senderismo, ciclismo y observación de avifauna.
El Manzanares, con sus paisajes de bosque de ribera, vegas y cortados yesíferos, ha sido un eje vertebrador para las civilizaciones que se asentaron en sus riberas, como revelan las villas romanas, necrópolis visigodas y yacimientos de distintas épocas. Entre los vestigios del pasado destacan los restos del ambicioso proyecto del Real Canal del Manzanares, ideado por Felipe II para conectar Madrid con Lisboa. Hoy en día, aún podemos apreciar dos esclusas de esta gran obra de ingeniería en Perales del Río.
En el ámbito del ocio y las compras de Getafe destacan, Nassica, y Getafe The Style Outlets.
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Leganés
La ciudad de Leganés se sitúa a 14 km al sur de la capital, con una población que supera los 191.000 habitantes (2023).
Los primeros asentamientos en la zona de Leganés se remontan al Paleolítico Superior, como lo demuestran los hallazgos arqueológicos en las inmediaciones de Polvoranca.
La fundación oficial de Leganés data de 1280, durante el reinado de Alfonso X el Sabio. Su nombre proviene de la palabra "légamo", un tipo de barro abundante en la zona. Durante la Edad Media, Leganés estuvo vinculada al alfoz de Madrid. La villa tuvo un papel importante en la ayuda prestada a Enrique II de Castilla en la conquista de Madrid.
El siglo XVI marcó un hito en la historia de Leganés con la llegada de Juan de Austria, hijo ilegítimo de Carlos I. A partir del siglo XVII, Leganés experimentó un notable desarrollo urbano gracias a la iniciativa de los marqueses de Leganés, quienes impulsaron la construcción de importantes edificios como la Iglesia de San Salvador y el Cuartel de las Reales Guardias Valonas.
Leganés esconde un importante patrimonio histórico y artístico que merece ser descubierto. Sobresale la iglesia de San Salvador, un templo cuyos orígenes se remontan al siglo XV. Su interior barroco alberga un retablo mayor de José de Churriguera, una pintura de Francesco Leonardoni y un órgano diseñado por José de Verdalonga. La ermita de San Nicasio es un edificio de estilo neoclásico diseñado por el célebre arquitecto Ventura Rodríguez. Junto al cementerio de San Salvador, encontramos la ermita de Nuestra Señora de Butarque, un lugar de devoción popular que nos conecta con la historia más antigua de la ciudad.
El entorno natural de Leganés alberga los dos vastos pulmones verdes del sur metropolitano de Madrid, el Parque de Polvoranca y Bosquesur.
El Parque de Polvoranca, con sus 153 hectáreas, es el mayor parque periurbano de la Comunidad de Madrid. Su elemento más distintivo es la laguna de Maripascuala, un espejo de agua de nueve hectáreas que invita a la práctica de deportes acuáticos y a la contemplación de la naturaleza. Alrededor de la laguna, se extienden praderas, zonas de juegos y merenderos. Polvoranca también cuenta con un centro de educación ambiental, que ofrece una amplia gama de programas dirigidos a todos los públicos.
Bosquesur, por su parte, es un ambicioso proyecto que busca conectar los Parques Regionales del curso medio del Guadarrama y del Sureste, creando un corredor ecológico que atraviesa una zona densamente urbanizada. Con sus 356 hectáreas, Bosquesur ofrece un recorrido lineal a través de diversos hábitats, desde bosques de pinos hasta humedales y zonas de cultivo. Este espacio verde es un refugio para la fauna y la flora, además de un lugar de ocio y deporte. Sus senderos, miradores y áreas recreativas invitan a los visitantes a explorar la naturaleza y a disfrutar de actividades al aire libre como el senderismo y el ciclismo. Además, cuenta con un centro de educación ambiental, que desarrolla actividades para ciudadanos de todas las edades.
Leganés es también un referente en el mundo del ocio y las compras, ya que alberga uno de los centros comerciales más grandes de la región, Westfield Parquesur. Otros importantes centros de compras de gran tamaño son el centro comercial Arroyosur (nuevo MAD-FD) y Plaza Nueva.
Uno de los principales referentes del ocio en el sur de Madrid es La Nueva Cubierta. Fue inaugurada como La Cubierta de Leganés en 1997, una plaza de toros y espacio multifuncional. En la actualidad, La Nueva Cubierta es un espacio multiusos con techo retráctil que permite la celebración de grandes eventos y conciertos con un aforo de 10.000 espectadores.
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Mejorada del Campo
Mejorada del Campo se localiza a 27 km al este de la capital, en la confluencia de los ríos Jarama y Henares. Supera los 24.000 habitantes (2023).
Los orígenes de Mejorada del Campo se remontan al Paleolítico, cuando las orillas de los ríos Jarama y Henares se convirtieron en hogar de antiguas civilizaciones. Los numerosos restos de sílex encontrados en la zona son testimonio de esta presencia humana temprana. A lo largo de los siglos, la localidad ha evolucionado, pasando de ser una villa perteneciente al obispado de Segovia a convertirse en un municipio independiente bajo la Corona Real.
El legado artístico de Mejorada del Campo está represtando por la capilla de San Fausto, una joya del barroco madrileño, construida en el siglo XVII por iniciativa del segundo marqués de Mejorada, esta capilla alberga los restos del santo, un altar mayor de mármol y alabastro, y pinturas al fresco. Pero si hay una obra que ha trascendido fronteras, esa es la catedral de Justo Gallego, un singular edificio construido, con materiales reciclados a lo largo de décadas, por un solo hombre carente de conocimientos de arquitectura, muestra de fe y perseverancia.
La situación geográfica de Mejorada del Campo le confiere una riqueza natural excepcional. El municipio forma parte del Parque Regional del Sureste, un espacio protegido que alberga una gran diversidad de ecosistemas, desde bosques de ribera hasta humedales. Dentro de este ámbito encontramos el paraje natural de Las Islillas es un ejemplo de rico patrimonio natural. Sus humedales, sus bosques de álamos blancos y su observatorio de aves lo convierten en un lugar ideal para los amantes de la naturaleza.
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Móstoles
La villa de Móstoles se localiza a 23 km al suroeste de la capital, en el valle del río Guadarrama. Con más de 211.000 habitantes (2023), es el segundo municipio más poblado de la región, sólo superado por la la ciudad de Madrid.
Los estudios paleontológicos han desvelado la presencia de fósiles de animales prehistóricos, lo que indica que este territorio fue un hábitat propicio para una diversa fauna.
Las evidencias arqueológicas muestran que el hombre llegó a Móstoles durante el Paleolítico. Los numerosos utensilios de sílex hallados cerca de cursos de agua indican que nuestros antepasados eran cazadores y recolectores.
En la época prerromana, el territorio de Móstoles ya estaba habitado. Los estudios realizados indican que Móstoles pudo haber sido un importante asentamiento romano, posiblemente la antigua ciudad de Titulcia. Se encontraba en una ubicación estratégica, en el cruce de varias vías romanas que conectaban Toledo, Alcalá de Henares, Talavera de la Reina y Mérida.
Durante la Edad Media, la ciudad se convirtió en un importante núcleo de población. En el siglo XVI, Móstoles logró independizarse de Toledo y adquirió su propia jurisdicción.
La Guerra de la Independencia Española tuvo un gran impacto en la localidad. La famosa proclama de los alcaldes de la ciudad, que incitó a la resistencia contra las tropas francesas, convirtió a Móstoles en un símbolo de la lucha por la libertad.
Móstoles, una ciudad con una rica historia que alberga un patrimonio arquitectónico y artístico que merece ser descubierto. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es el edificio más antiguo de Móstoles. Destacan su ábside y torre mudéjares. La ermita de Nuestra Señora de los Santos, patrona de Móstoles, alberga un retablo barroco e imágenes de la escultora Luisa Roldán. El Monumento del Bicentenario, ubicado en la plaza del Sol, conmemora los acontecimientos del 2 de mayo de 1808, cuando los vecinos de Móstoles se levantaron contra las tropas francesas. Para adentrarnos en la vida cotidiana de los mostoleños del siglo XIX, hay que visitar la Casa Museo Andrés Torrejón. El Museo de la Ciudad, ubicado en la antigua Casa de Postas, nos ofrece un recorrido completo por la historia de Móstoles a través de su colección permanente. Si lo que buscamos es el arte contemporáneo, el CA2M (Centro de Arte Dos de Mayo) es todo un referente en la Comunidad de Madrid. Se ubica en un edificio moderno que alberga una importante colección de obras de arte español de la segunda mitad del siglo XX. Sus exposiciones, talleres y actividades culturales ofrecen una amplia programación para todos los públicos. El Teatro del Bosque es un espacio cultural de referencia en Móstoles. Con una arquitectura moderna y un diseño interior acogedor, este teatro ofrece una programación variada que incluye todo tipo de disciplinas artísticas. teatro, danza, música y otras disciplinas artísticas.
Entre las fiestas de Móstoles, destaca la Procesión del Encuentro, mucho más que una simple celebración religiosa. Es una tradición arraigada ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Esta procesión, que conmemora la resurrección de Cristo, es un evento cargado de simbolismo y emoción que congrega a fieles y curiosos cada Domingo de Resurrección.
El entorno natural de Móstoles conecta con la ciudad a través de la Vía Verde del Guadarrama, un recorrido que combina naturaleza, historia y deporte. Además, la vía verde forma parte del Gran Tour de CiclaMadrid, lo que la convierte en un destino atractivo para los amantes del ciclismo. El trazado nos conduce a través del Parque de El Soto, un oasis de tranquilidad con senderos rodeados de vegetación y con un lago como protagonista. La vía verde es el nexo entre el Parque de El Soto y el Parque Regional del Curso Medio del río Guadarrama y su entorno, un entorno de paisajes abiertos de cultivos y eriales, combinado con bosques de ribera, que acogen una gran diversidad de comunidades faunísticas. Este espacio cuenta con una red de sendas para recorrerlo a pie o en bicicleta.
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Navalcarnero
Navalcarnero es una de las once localidades que forman parte del producto turístico Villas de Madrid. Se ubica en la zona suroeste de la Comunidad de Madrid, a 34 km de la capital, y roza los 32.000 habitantes (2023).
Su fundación, en 1499, fue fruto de una estrategia de la ciudad de Segovia para asegurar su influencia en una zona disputada con los poderosos señores de la época, como los marqueses de Moya y el comendador Gonzalo Chacón. Durante más de un siglo, Navalcarnero estuvo envuelta en una serie de pleitos legales para delimitar su territorio. Finalmente, en 1627, la villa logró emanciparse de Segovia y adquirir su propia jurisdicción. La llegada de los jesuitas a Navalcarnero en el siglo XVI supuso un impulso para la cultura y la educación de la villa. Otro acontecimiento trascendental en la historia de Navalcarnero fue la celebración de las bodas del rey Felipe IV y la archiduquesa Mariana de Austria en 1649. Este acontecimiento real otorgó a la villa el título de "Villa Real", un reconocimiento a su importancia y a su lealtad a la Corona.
Navalcarnero, con su rico patrimonio histórico y artístico, nos invita a un viaje en el tiempo a través de sus calles y plazas. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es el corazón espiritual de Navalcarnero. Su arquitectura combina diferentes estilos desde el gótico hasta el barroco. En su interior se conserva una magnífica colección de retablos barrocos. La ermita de la Veracruz, dedicada a Nuestra Señora de la Soledad, alberga un ciclo iconográfico de la Pasión de Cristo que nos sumerge en la Semana Santa. La plaza de Segovia, con su arquitectura popular castellana y sus soportales, es el centro neurálgico de Navalcarnero. En ella se encuentran edificios emblemáticos como el antiguo Ayuntamiento. La iglesia de San Pedro, enmarcada dentro del conjunto arquitectónico de las casas parroquiales San Simón Rojas, cuenta con unas policromías e iconografías que han convertido este espacio en una verdadera joya pictórica. La iglesia de San José, un templo barroco de los siglos XVII y XVIII, ha sido recientemente reconstruida reproduciendo algunos elementos originales. El Centro de Interpretación de Navalcarnero se ubica en una casa de labranza rehabilitada, que conserva la estructura tradicional, contando con vivienda, bodega, patio, cuadra y cueva. El Parque-Museo al aire libre Feliciano Hernández es un espacio dedicado al escultor, de fama internacional dedicado al arte contemporáneo y afincafincado en Navalcarnero. El parque histórico de San Sebastián es un espacio que da voz a la historia y a sus protagonistas a través de caminos, plazas, fuentes y esculturas. La Casa de la Cadena es una reproducción de la fachada de la casa que sirvió como escenario al rey Felipe IV para recibir la bendición conyugal en 1649, con su sobrina la archiduquesa doña Mariana de Austria.
Entre los eventos festivos más importantes de la Villa se encuentra el Real Mercado Siglo de Oro, donde los visitantes volverán a viajar al año 1649 para celebrar las bodas de Felipe IV y Mariana de Austria, en una fiesta declarada de Interés Turístico Regional. Las calles del centro histórico albergan talleres, exposiciones, juegos y actuaciones
La particular gastronomía de la Villa deja su huella en el sobrenombre que tiene el municipio, la denominada “tierra del vino, del garbanzo y del cordero”. Así, el garbanzo se convierte en el ingrediente imprescindible de la afamada “Olla del Segador”, una variedad del genuino cocido madrileño.
Navalcarnero da nombre a la suzbona suroeste de los vinos con Denominación de Origen Vinos de Madrid. Históricamente, los caldos de Navalcarnero han sido un bien apreciado, incluso fuera de nuestras fronteras. Destacan las variedades malvar blanca y la tinta Garnacha.
El entorno natural de Navalcarnero está liago al Parque Regional del Curso Medio del río Guadarrama y su entorno, donde ubica la Dehesa de Mari Martín, un vasto territorio que ha sido testigo de siglos de luchas y transformaciones. Desde su fundación en el siglo XV, la dehesa ha sido un elemento fundamental para la supervivencia y el desarrollo de la villa. En el siglo XIX, era un extenso bosque de encinas que proporcionaba madera y alimento. Sin embargo, a comienzos del siglo XX gran parte del bosque fue talado y se roturaron tierras de cultivo. En la actualidad, la dehesa de Navalcarnero se encuentra en proceso de recuperación. Las repoblaciones forestales con pinos han permitido recuperar parte del terreno perdido, aunque la encina, especie autóctona, lucha por recuperar su espacio. Además, la dehesa es un hábitat para una gran variedad de especies animales, como el jabalí, la lagartija ibérica y diversas aves rapaces.
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Pinto
Pinto se localiza a 23 km al sur de la capital, junto a la zona meridional del Parque Regional del Sureste. Cuenta con más de 55.000 habitantes (2023).
Desde el Paleolítico, Pinto fue un lugar de asentamiento humano. Cazadores y recolectores dejaron su huella en yacimientos como Las Fronteras y Arroyo Culebro. Las culturas del Calcolítico, la Edad del Bronce y del Hierro florecieron en la zona, dejando tras de sí poblados y herramientas que nos hablan de su modo de vida.
Los romanos llegaron a Pinto, y su ubicación estratégica la convirtió en un cruce de caminos. Las villas romanas, grandes propiedades agrícolas, se multiplicaron por el territorio, dejando su impronta en yacimientos como Tinto Juan de la Cruz. Las invasiones bárbaras marcaron un nuevo capítulo en la historia de Pinto. Visigodos y árabes dejaron sus huellas en necrópolis y asentamientos. La reconquista cristiana, liderada por Alfonso VI, trajo consigo una nueva organización social y económica. Pinto se integró en la Comunidad de Villa y Tierra de Madrid, pero las disputas territoriales con Segovia marcaron su devenir durante siglos. La famosa frase "entre Pinto y Valdemoro" surgió en este contexto, aunque su significado original se ha transformado con el tiempo.
A partir del siglo XIV, Pinto se convirtió en un señorío jurisdiccional, pasando de mano en mano de diferentes nobles. El castillo de Pinto, símbolo de la localidad, fue construido en esta época.
Pinto cuenta con un variado patrimonio histórico-artístico representado por edificios civiles y religiosos. La Iglesia de Santo Domingo de Silos, con sus profundas raíces históricas, es uno de los monumentos más destacados de Pinto. Su construcción se remonta a la época visigoda, aunque su aspecto actual es de un proyecto comenzado en el siglo XVI. Lo más destacado es su interior, con sus tres naves y retablos barrocos. La Torre de Éboli, un imponente torreón medieval, ha sido escenario de episodios históricos apasionantes. Sus muros han encerrado a personajes ilustres como la Princesa de Éboli y Antonio Pérez. La torre, además de ser un símbolo del poder nobiliario, representa un capítulo oscuro de la historia de España. Fundado en el siglo XVII, el convento de las monjas Capuchinas es un ejemplo de la arquitectura religiosa de la época, con su iglesia, adosada al convento. Construida a finales del siglo XIX, la iglesia de San José es un ejemplo destacado del estilo neomudejar. Su singular fachada y su interior, con una gran bóveda de yeso y cañizo, la convierten en un edificio singular. La antigua fábrica de chocolates de la Compañía Colonial, fue construida en 1866, de ella solo quedan 3 elementos, la chimenea, la casita de chocolate utilizada en la actualidad como concejalía y uno de los almacenes. Museo Casa de la Cadena es un antiguo palacete con un espacio expositivo espacio donde se conserva el patrimonio etnográfico de la localidad. Arqueopinto es un parque temático dedicado a la prehistoria que permite a los visitantes experimentar la vida de nuestros antepasados.
El entorno natural de Pinto se enmarca en el Parque Regional del Sureste, donde es posible realizar rutas de senderismo y ciclismo por las cañadas reales, visitar búnkeres de la Guerra Civil, observar avifauna y paisajes yesíferos.
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Rivas - Vaciamadrid
Rivas-Vaciamadrid se sitúa a 21 km al sureste de Madrid. El río Manzanares desemboca en el Jarama al sur del municipio, que se encuentra rodeado por el Parque Regional del Sureste. Supera los 100.000 habitantes (2023).
Los primeros vestigios de población Rivas Vaciamadrid datan de hace unos 2.300 años, cuando se estableció un poblamiento carpetano. Su legado ha llegado hasta nuestros días gracias a la vivienda encontrada en el yacimiento arqueológico de Miralrío.
La actual población tiene su origen en 1100, cuando fue fundada por el capitán quiñonero segoviano Guillermo de Ribas, a iniciativa del Concejo de Segovia, utilizando su apellido como topónimo para la nueva villa. En 1190 Alfonso IX la tomó para sí.
En 1845 Rivas incorporó a Vaciamadrid, entidad perteneciente a la villa de Vallecas, cambiándose el nombre por Ribas de Jarama y conformando un territorio con dos núcleos dispersos. Ambos núcleos fueron destruidos durante la guerra civil por encontrase en el espacio de la Batalla del Jarama. En 1954 la Dirección General de Regiones Devastadas reconstruyó el núcleo más al sur y el municipio pasó a denominarse Rivas-Vaciamadrid.
El convento mercedario y la capilla del Cristo de Rivas, del siglo XVII, son los vestigios patrimoniales más antiguos que quedan en pie en Rivas-Vaciamadrid. El ámbito que rodea al convento siempre fue una zona de asentamiento humano, como muestran los restos cerámicos carpetanos que aún hoy día pueden observarse en el cerro que acogió luego el castillo de Ribas de Jarama. Desde el siglo XIII ya se veneraba la imagen de Santa Cecilia en este lugar, donde cada 29 de septiembre se celebra una procesión popular.
La plaza 19 de Abril es el conjunto arquitectónico surgido de la reconstrucción de Rivas-Vaciamadrid tras la guerra civil. Destacan la antigua casa consistorial y la iglesia de San Marcos.
El Camino de Uclés, enmarcado en los caminos de Santiago, era uno de los caminos medievales más importantes de España, unía el monasterio de Uclés, en la provincia de Cuenca, con la iglesia de Santiago en Madrid. Rivas-Vaciamadrid es una de las doce paradas en este camino revitalizado para el turismo rural.
Rivas cuenta con un rico y variado paisaje natural, está rodeada por el Parque Regional del Sureste, un espacio protegido de 31.552 hectáreas situado a lo largo del curso medio-bajo de los ríos Jarama y Manzanares, que ocupa el 76% de su término municipal. La riqueza natural de este espacio reside en las fértiles llanuras cerealistas, los cortados y cantiles yesíferos de los cerros, los sotos y riberas de los ríos y en los numerosos humedales y lagunas. En este entorno es posible seguir rutas en bicicleta y a pie por los cortados de El Piul y Casa Eulogio, o encarar las sendas del Jarama, de El Campillo y de El Espartal. El Soto de las Juntas, un paraje donde confluyen los ríos Manzanares y Jarama, ofrece agradables paseos. Dentro del Parque Regional del Sureste también se ubican las lagunas de Soto de las Juntas, El Campillo y El Porcal. Las dos primeras se incluyen en el Catálogo de Humedales Protegidos de la Comunidad de Madrid. Además, es posible visitar el parque agroecológico de Soto del Grillo y el centro de educación ambiental El Campillo.
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Las Rozas

San Fernando de Henares
San Fernando de Henares se ubica a 24 km al este de Madrid capital, en el valle del río Jarama, con una población que roza los 39.000 habitantes (2023).
Existen vestigios de poblamiento en los periodos paleolítico y neolítico. Del periodo calcolítico se exponen materiales de alta calidad en el Museo Arqueológico y Paleontológico Regional de la Comunidad de Madrid, procedentes del yacimiento Camino de Yeseras. De la Edad Antigua se han hallado restos romanos, que pertenecerían al poblamiento asociado a la antigua Complutum y algunos más tardíos, del siglo III, de villas romanas situadas en la confluencia de los ríos Jamara y Henares. De época visigoda sólo se han encontrado restos de un posible basurero, cerámicas y almacenes de cereales. De la dominación árabe se conserva la toponimia del soto y castillo de Aldovea, un enclave de bosques y cultivos junto a la vega del río Henares.
Durante la reconquista, en 1118, San Fernando de Henares queda enmarcada en la comunidad de villa y tierra de Alcalá de Henares. En el siglo XVI se roturaron nuevas tierras de cultivo para abastecer la demanda de alimentos de Madrid.
La renovación económica que se produce en el siglo XVIII propició la creación la Real Fábrica de Paños de San Fernando, decretada en 1746 bajo el reinado de Felipe V. Se compra el caserío originario conocido como Torrejón de la Ribera y tras su subida al trono, Fernando VI toma posesión del lugar a los pocos meses. Se cree que el Real Cuerpo de Ingenieros Militares se encargó del diseño de la nueva ciudad, por su similitud con otros proyectos de reales fábricas en Sevilla y Guadalajara. Se trataba de una construcción organizada en planta cerrada y cuadrada en torno a un gran patio central con una fuente. De la Real Fábrica sólo se conserva una parte de la fachada principal, obra de los escultores Agustín del Corral y Andrés de las Elgueras, integrada en el nuevo edificio del ayuntamiento.
Frente a la fábrica se construyeron viviendas para los trabajadores, lo que daría origen al actual municipio. Ante la fachada principal de la fábrica se abrió una plaza de planta cuadrada (actualmente plaza de España) que se unía por un eje con una segunda plaza (actualmente plaza de Fernando VI). Este eje se prolonga, por la calle de la Huerta, hasta la Huerta Grande o Huerta de la Vega, un soto junto al río Jarama con cultivos y extensos paseos con ejemplares de gran porte de chopos, olmos y plátanos.
El trazado y construcción de la nueva población responde a los esquemas urbanísticos del barroco europeo de la primera mitad del siglo XVIII, a semejanza del urbanismo de Aranjuez. El proyecto de San Fernando comprendió además de la fábrica y nueva población inicialmente pensada para sus operarios, una serie de obras de apoyo a las necesidades de la fábrica y de la nueva población, tales como obras hidráulicas para la canalización del río y riego de las huertas, molino de papel y lavaderos para la fabricación de paños, que por su riesgo quedaban desligados de la fábrica y la población. Esto último junto con la construcción del cementerio y el matadero fuera de la población, inauguraron un nuevo concepto de higiene urbana desarrollado a partir del siglo XVIII.
San Fernando de Henares supone un proyecto innovador para la época, ya que por primera vez se planificaba una ciudad y su territorio circundante en función de las necesidades económicas que imponía la producción.
Los altos precios de los tejidos y la enfermedad de muchos trabajadores provocaron una baja productividad, motivando el traslado de la fábrica a Vicálvaro en 1753, dejando sólo los almacenes.
La ocupación francesa, en el siglo XIX, dejó el lugar devastado por los incendios y saqueos que provocaron más de 8.000 soldados acuartelados en la zona.
El entorno natural de San Fernando de Henares se enmarca en el Parque Regional del Sureste, que ocupa la mayor parte de superficie municipal. Uno de los lugares que distinguen a San Fernando de Henares por su relevancia ambiental es la Finca de la Guindalera, situada en la confluencia de los ríos Jarama y Henares, un área muy alterada por la acción extractiva de áridos que aún conserva la estructura del paisaje de la vega, con bosques de ribera. El Soto de Aldovea (Cerro Gordo) también forma parte del mismo paisaje con fragmentos de bosque de ribera en torno al río Henares, con vegetación autóctona de taray, chopo blanco, fresno común, sauces y algunos olmos. Los cerros de la La Granja, así como los cerros de la Herradura y del Tesoro también forman parte de este paisaje de vegas que podemos recorrer en bicicleta o a pie siguiendo diferentes rutas.
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San Sebastián de los Reyes
San Sebastián de los Reyes se sitúa a 27 km al norte de Madrid, en la vega del río Jarama y en el entorno del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. La ciudad supera los 92.000 habitantes (2023).
En 1369, Enrique II otorgó a Pedro Menéndez de Mendoza el señorío de Alcobendas, además de otros territorios como el Real de Manzanares y las aldeas de Barajas y Cobeña. Hasta entonces Alcobendas pertenecía al alfoz de Madrid. A mediados del siglo XV, el señorío pasó a manos de los Arias Dávila, y es a partir de 1476, bajo el tiránico mandato de Diego Ávila Dávila, cuando numerosos vecinos huyeron del señorío para trasladarse a la villa de Madrid. Los Reyes Católicos tuvieron que intervenir para protegerlos en varias ocasiones mediante el dictado reales cédulas. En 1486 varios vecinos de Alcobendas se asentaron junto a la ermita de San Sebastián y solicitaron residir en la villa de Madrid. Los Reyes Católicos dictaron una Real Cédula en 1492 que ponía a los vecinos bajo su protección. Desde entonces, el lugar comenzó a llamarse San Sebastián de los Reyes. Las nuevas represalias de Juan Arias contra los vecinos, en 1493, provocó que el concejo de Madrid procediera al amojonamiento de los terrenos de San Sebastián de los Reyes.
El origen de los encierros taurinos de la localidad se debe a una provisión de Carlos I al arzobispo de Toledo en 1525.
En 1808 las tropas napoleónicas acamparon en San Sebastián de los Reyes, utilizando el municipio como base de operaciones militares durante varios años.
San Sebastián de los reyes conserva algunas interesantes representaciones de patrimonio-histórico artístico, como las ruinas de la iglesia de la Virgen del Espino, en Fuente del Fresno, una edificación del siglo XVI que conserva restos del ábside y la espadaña. La plaza de la Constitución forma el único conjunto histórico-artístico del centro de la localidad. Destacan el museo etnográfico El Caserón, un claro exponente de una casa grande de labor del siglo XVII. La exposición permanente del museo trata de las artes y tradiciones populares, el pasado de una localidad antaño agrícola y ganadera. A pocos metros encontramos la iglesia de San Sebastián Mártir, del siglo XV aunque bendecida a comienzos del siglo XVI. Cuenta con una torre neomudéjar y un interesante interior en el que destacan su magnífico artesonado y las capillas con imágenes barrocas.
San Sebastián de los Reyes alberga el Circuito del Jarama o Circuito de Madrid Jarama – RACE, un autódromo de 3850 metros de longitud, junto al km. 28 de la autopista A-1, que fue inaugurado en 1967. En la actualidad está inmerso en una gran obra de renovación y mejora para convertir al circuito en un centro de convenciones, pero también de formación y competición.
De entre todo el ciclo festivo anual de San Sebastián de los Reyes hay que destacar las del Santísimo Cristo de los Remedios, declaradas de interés turístico nacional, que se celebran la última semana de agosto y cuya base son los tradicionales encierros de toros, documentados en el siglo XVI. Este acontecimiento resulta para los vecinos y visitantes un hecho singular que otorga personalidad propia a una ciudad volcada en la calle día y noche.
San Sebastián de los Reyes es también referente en ocio infantil, pues cuenta con Micropolix, una ciudad para niños de entre 4 y 14 años. Un espacio donde, a través de actividades y juegos, se transmiten valores como el esfuerzo y la independencia, así como conocimientos tan importantes como la educación vial.
También en el ámbito de las compras, San Sebastián de los Reyes, es un referente, pues alberga uno de los mayores espacios comerciales de la Comunidad de Madrid, el parque comercial Megapark y junto a él, el centro comercial Plaza Norte 2. Pocos kilómetros más al norte encontramos The Style Outlets San Sebastián de los Reyes, uno de los outlets de moda más grandes de la región.
San Sebastián de los Reyes cuenta con un envidiable entorno natural que se enmarca en la vega del río Jarama y, sobre todo, en el área que ocupa el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, donde encontramos bosques constituidos por encinas mezcladas con arbustos y matorrales. Destacan espacios como el Monte Pesadilla, un típico representante del encinar mediterráneo, se extiende a lo largo de más de 350 hectáreas entre las urbanizaciones de Ciudalcampo y Fuente el Fresno, con gran variedad de encinas centenarias, chaparros, quejigos y enebros; la Dehesa Boyal, un encinar adehesado calificado como zona de reserva natural educativa; y el paraje de Valdelamasa, todos lugares ideales para la práctica del senderismo y el contacto con la naturaleza. San Sebastián de los Reyes cuenta además con una pequeña parte del Lugar de Interés Comunitario de las Cuencas de los ríos Jarama y Henares.
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Talamanca de Jarama
Un puente entre la Roma antigua y la Edad Media.

Torrejón de Ardoz
Torrejón de Ardoz se localiza a 29 km al este de Madrid, en el valle del río Henares. Cuenta con una población que roza los 138.000 habitantes (2023).
La primera presencia humana se sitúa en el Calcolítico, aunque no será hasta el siglo XI cuando se funde la aldea de Torrejón de Ardoz, tras la construcción del castillo de Aldovea, se crea la aldea de Torrejón de Ardoz. En 1118 el reino de León bajo el reinado de Alfonso VII, reconquistó Alcalá y su tierra, en la que se incluye la fortificación fronteriza de Torrejón. La dependencia del alfoz de Alcalá se produjo hasta 1554, cuando la población se independizó como villa y pasó a formar parte el arzobispado de Toledo. En 1575, Felipe II accede a los deseos de los vecinos de incorporar la villa al Patrimonio Real.
En 1843 tuvo lugar la batalla de Torrejón de Ardoz, entre las tropas del general Antonio Seoane, mandado por el general Espartero, y las tropas del general Narváez. Tras la derrota de Seoane se estableció el nuevo gobierno de Narváez, dando comienzo al periodo denominado década moderada.
Torrejón de Ardoz conserva interesantes ejemplos de patrimonio histórico-artístico. La iglesia arciprestal de San Juan Evangelista, situada en la plaza Mayor, se construyó a partir del siglo XVI. A partir de 1784 se amplió hasta alcanzar el aspecto actual, de planta basilical. El interior cuenta con un cuadro de Claudio Coello, “El martirio de San Juan Evangelista”, de 1675.
La Casa Grande, en el centro histórico de Torrejón, se construyó a finales del siglo XIV. Inicialmente fue una casa de labor de la Compañía de Jesús para administrar al Colegio Imperial de Madrid. Tras la expulsión de los jesuitas en 1776, durante el reinado de Carlos III, pasó a manos de distintos propietarios y se convirtió en cuartel de la Guardia Civil hasta 1974. Posteriormente fue restaurada y convertida en un centro hostelero y artístico. Alberga un importante museo de iconos bizantinos con más de 1.200 piezas.
El Museo de la Ciudad es un espacio de más de 1000 m² repartidos en cuatro plantas dedicados a la historia de Torrejón de Ardoz. La exposición permanente permite recorrer la historia desde el Paleolítico hasta nuestros días. Cuenta con los restos de un yacimiento encontrado durante la construcción del nuevo barrio Soto del Henares.
Entre las festividades de Torrejón de Ardoz, destaca el evento Mágicas Navidades, declarado fiesta de interés turístico regional. La celebración tiene lugar durante el mes de diciembre y hasta el 6 de enero, para celebrar la llegada de la Navidad. Aunque se celebran actos en todo el municipio, es en el recinto ferial de la localidad donde se concentran la mayoría de propuestas de ocio infantil relacionados con la Navidad, como iluminación multicolor, árboles gigantes, atracciones de feria, pistas de patinaje sobre hielo, distintos espectáculos y conciertos.
Parque Europa es el principal pulmón verde de Torrejón y un gran polo de atracción para el turismo familiar. El parque cuenta con un completo programa de paisajismo a base de especies naturales y réplicas de 19 monumentos asociados a los distintos países que forman la Unión Europea. Contiene varias áreas de ocio, un lago artificial y una fuente cibernética.
En cuanto a las compras, Torrejón de Ardoz es un referente por su amplia y renovada oferta. Destacan los centros comerciales y de ocio de ámbito regional como Parque Corredor, uno de los primeros y más grandes centros comerciales de la Comunidad de Madrid, y Oasiz, un innovador concepto de centro comercial que prioriza el ocio frente a las habituales tiendas de moda y hogar, ofreciendo un espectáculo de fuentes único en España.
El entorno natural de Torrejón de Ardoz tiene como protagonista al río Henares y su vega, un paisaje muy antropizado por el uso agrícola de la vega y los límites urbanos de la ciudad, donde se han creado espacios como el Parque de los Miradores. La existencia de bosques de ribera a lo largo del río Henares y la regeneración de la campiña circundante crean un bello paisaje donde se divisan el soto de Aldovea y el cerro de San Juan del Viso, y que invita a ser recorrido a pie o en bicicleta.
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Torrejón de Velasco
Torrejón de Velasco se sitúa en la Comarca Sur, a 30 km al sur de Madrid. Cuenta con una población que roza los 5.000 habitantes (2023).
El origen de Torrejón de Velasco, según algunas fuentes, podría ser fruto de una avanzadilla militar romana de la guarnición de Getafe, que posteriormente se convertiría en una población visigoda.
Adquiere una importancia estratégica en la época de la Reconquista, sobre todo a partir del 881 con la incursión de Alfonso III a las inmediaciones de Toledo.
En 1332, Alfonso XI concede Torrejón de Velasco a Sebastián Domingo, conde de Puñonrostro. En el siglo XVI los señoríos de Puñonrostro abarcaban Torrejón de Velasco, Casarrubuelos, Cubas de la Sagra, Batres, Griñón, El Álamo, Villamanta y Moraleja de Enmedio. Finalizada la Reconquista y perdida ya la importancia militar del castillo, este pasó a convertirse en prisión de personajes ilustres, entre ellos Martín Cortés, marqués del Valle; o Juan Alfonso de Aragón, conde de Ribagorza.
En 1541, Torrejón de Velasco vio nacer, a Francisco Arias de Bobadilla, IV conde de Puñonrostro, comandante del Tercio Viejo de Zamora, artífice, en 1585, del milagro de Empel, una de las más importantes batallas en la historia de España y que desde entonces harían a la Inmaculada Concepción, patrona de España.
En 1775, aún bajo los condes de Puñonrostro, se instaló en el interior del castillo una fábrica de jabones y una hilatura de lana. Fue en el siglo XIX, durante la guerra de Independencia, cuando el castillo sufrió importantes desperfectos a manos de las tropas francesas que lo utilizaron como blanco de entrenamientos y maniobras con artillería.
Tras la desamortización de Mendizábal, los herederos de Puñonrostro perdieron la posesión del castillo.
Los elementos más destacados del patrimonio histórico artístico de Torrejón de Velasco son:
El castillo de Puñonrostro lo mandó construir el obispo de Palencia, Gutierre Gómez de Toledo en 1432. Sufrió una importante remodelación en 1460, que coincide con la cesión al señorío de importantes favores reales, como ferias y mercados libres de aranceles. Se erige una nueva torre del homenaje, el muro oeste con los tres torreones y se modifican las troneras de las torres para instalar artillería de mayor calibre. En 1522 sufrió deterioros durante la Revolución Comunera contra Juan Arias Dávila, que se saldó además con el saqueo y destrucción de las casas del municipio. En 1523, Arias Dávila alcanzó el título de conde de Puñonrostro y el castillo se convirtió en su residencia permanente. En 1526, Carlos V y Francisco I de Francia se alojaron allí, con el objetivo de concertar un matrimonio entre el rey francés y Leonor.
A lo largo del siglo XVI el castillo fue utilizado como improvisada prisión de personajes ilustres.
Hacia el 1775 se instaló en el patio interior una fábrica de jabones y una hilatura de lana. Este cambio de uso provocó la apertura de una gran puerta en el lado noreste del Castillo, para facilitar el paso de carruajes.
Las áreas arqueológicas excavadas han revelado la existencia de un foso defensivo que circundaba el perímetro del castillo.
La iglesia de San Esteban Protomártir, comenzó a construirse en 1400 por el arzobispo de Toledo, Pedro Tenorio, en planta de cruz griega. En 1603 se amplió según las tendencias barrocas y la influencia toledana de los maestros alarifes. También se levantó la torre campanario con el doble de la altura de la iglesia. En 1665 la torre se desplomó sobre la iglesia, teniendo que esperar hasta 1671 para su reconstrucción.
La plaza de España es el punto neurálgico de Torrejón de Velasco. Es de estilo castellano con edificios porticados, entre los que destaca el Ayuntamiento, con un reloj.
Los yacimientos paleontológicos del Cerro de los Batallones son los más singulares de la región, y se encuentran entre los más interesantes del registro fósil del Mioceno continental mundial. Son Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Paleontológica. Tanto en conjunto como individualmente pueden considerarse como yacimientos con fósiles de conservación extraordinaria.
Hace 9 millones de años en el Cerro de los Batallones existió una trampa natural en la que los animales del entorno quedaron atrapados. Después varias campañas de excavación se han obtenido más de 20.000 restos óseos, que corresponden a anfibios, reptiles, aves y diversos grupos de mamíferos, sobre todo carnívoros como los tigres diente de sable.
El Convento de Torrejón de Velasco es un conjunto de edificios históricos que formaban un complejo de producción agrícola. Hoy en día es un centro gastronómico para la celebración de eventos.
El entorno natural de Torrejón de Velasco cuenta con uno de los humedales protegidos de la Comunidad de Madrid, que abarca 10 hectáreas, se trata de los Encharcamientos del arroyo Guatén, un paraje donde practicar el senderismo y observar la avifauna, que destacan por su relevancia botánica y faunística. Los encharcamientos se integran en La Sagra madrileña, un paisaje de campiña de la zona oriental de Torrejón de Velasco, surcada por varios arroyos vertientes al Guatén. Este tipo de encharcamientos salinos es un hábitat poco representado en la Comunidad de Madrid.
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Torrelodones
Torrelodones se ubica a 30 km al noroeste de Madrid, entre la sierra de Hoyo de Manzanares, al norte, y el río Guadarrama, al sur. Se encuentra en un paraje singular de roquedos, con especies arbóreas dispersas y dehesas de encinas. Cuenta con una población que supera los 25.000 habitantes.
Los vestigios más remotos encontrados en Torrelodones son las pinturas rupestres existentes en Canto de la Cueva, que evidencian cierta actividad humana durante la Prehistoria. Parece que a partir del siglo VIII se produce el primer asentamiento, poblado por bereberes. Esta hipótesis está avalada por el descubrimiento de unas sepulturas musulmanas, labradas en roca viva, cerca del actual emplazamiento de la Fuente de El Caño.
La evidencia material histórica más antigua de Torrelodones es la torre-atalaya, del siglo IX, que como parte del sistema defensivo andalusí de la “Marca Media”, tenía encomendado el control del paso de posibles enemigos avisando mediante ahumadas diurnas y fogatas nocturnas. Estuvo vinculada a la fortificación de Calatalifa (Villaviciosa de Odón).
Durante la Edad Media, y tras la conquista cristiana de Toledo en 1085, las Comunidades de Villa y Tierra de Segovia y de Madrid se disputaron el control de la zona. Los litigios se resolvieron en el siglo XIV con la decisión del rey Juan I de Castilla de donar las tierras a Pedro González de Mendoza. Torrelodones quedó así adscrita al Real de Manzanares, un territorio administrado por el Ducado del Infantado.
Durante el reinado de Felipe II, se construyeron la Fuente de El Caño y el Puente Nuevo, además se acondicionó el Camino de Valladolid y surgió una industria hostelera vinculada a los viajes de la Corte, construyéndose el desaparecido Real Aposento de Torrelodones, diseñado por Juan de Herrera.
En los siglos XVII y XVIII, el sector de la hostelería de posadas y mesones siguió siendo el sustento económico de la localidad. Las cinco leguas a las que Torrelodones distaba de Madrid, obligaba a pernoctar en la localidad. Hasta Luis de Góngora llegó a relatar la celebración de una bacanal en uno de sus romances.
En 1630 obtuvo el Privilegio de Villazgo, dejando de pertenecer a Galapagar.
El patrimonio histórico-artístico de la localidad destaca por la Atalaya de Torrelodones, construida en el siglo IX como parte de un grupo de atalayas musulmanas defensivas del periodo omeya de Al-Ándalus. Es una de las atalayas islámicas mejor conservadas de la Comunidad de Madrid.
El palacio del Canto del Pico es una construcción ecléctica de 1920 erigida como casa-museo para albergar la colección de arte de José María de Palacio y Abárzuza, tercer conde de las Almenas y primer marqués del Llano de San Javier. Se sitúa a 1.011 metros de altitud, sobre una elevación granítica, la más alta de Torrelodones.
La Fuente de El Caño data del siglo XVI. Luce el escudo de la Casa Ducal del Infantado y de los Condes del Real de Manzanares, señores de Torrelodones hasta el siglo XIX.
La iglesia de la Asunción de Nuestra Señora fue construida en piedra berroqueña, probablemente, en el siglo XVI. Aún conserva dos columnas salomónicas de su desaparecido retablo churrigueresco.
La presa de El Gasco es una obra de ingeniería del siglo XVIII diseñada por Carlos Lemaur. Se sitúa sobre el río Guadarrama. Fue uno de los proyectos con el que Carlos III pretendió hacer navegable el río Manzanares hasta el río Tajo. Se concibió para alcanzar los 93 metros de altura, lo que la baría convertido en la presa más alta del mundo en aquel momento. En 1799 sufrió un derrumbe del muro frontal cuando alcanzaba los 53 metros de altura. El proyecto fue abandonado y hoy se conserva un enorme lienzo de granito y parte del Canal del Guadarrama.
Torrelodones se encuentra completamente rodeado por dos espacios naturales protegidos: el Parque Regional del Curso Medio del río Guadarrama y su entorno y el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. La presencia de abundantes cursos de agua ligados a estas dos zonas y de amplios territorios no urbanizados, dotan a Torrelodones de un gran valor paisajístico y natural, accesible tanto a pie como en bicicleta.
Torrelodones debe a las vías pecuarias gran parte de su existencia debido a la importancia que estas tuvieron durante siglos como vías de comunicación. Actualmente destaca el Cordel del Gasco por su buen estado de conservación y por sus tramos en entornos naturales que llevan hasta el Charco de la Paloma, no muy lejos del Molino de Juan Mingo junto al río Guadarrama.
La mina de Arroyo de Trofas, también llamada “Mina Rosa María”, es una antigua explotración de cobre situada sobre el arroyo de Trofas, en la antigua carretera de Torrelodones a El Pardo.
Los Cantos Negros es un gran espacio natural, con predominio del encinar carpetano, dentro del Parque Regional de la Cuenta Alta del Manzanares y, por tanto, reserva de la biosfera. Es el espacio ideal para hacer excursiones a pie o en bicicleta.
El Monte de los Ángeles es un espacio dominado por los afloramientos graníticos, muy populares para la escalada deportiva. La vegetación predominante es la encina, el enebro y el pino. Este espacio alberga algunos hitos como la torre del Telégrafo y la finca privada del palacio del Canto del Pico.
El embalse de los Peñascales y su entorno conforman una zona de abundante vegetación de ribera, donde destacan los fresnos, los sauces, los chopos y los juncos. Actúa como refugio para gran variedad de aves. Son muchas las posibles rutas a pie que se pueden realizar,
También destacan otros espacios naturales como el Área Homogénea Norte, Las Marías, las zonas ligadas a los cursos fluviales y la zona de protección de la torre de los Lodones.
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Torres de la Alameda
Torres de la Alameda, situada a 42 km al este de Madrid, se configura como uno de los puntos eje de la Campiña-Corredor del Henares. Cuenta con una población de casi 8.000 habitantes.
La historia del poblamiento de esta zona tiene su origen en torno al Paleolítico Medio, en un área próxima al arroyo Pantueña, con explotación y transformación de industria lítica. En el periodo Calcolítico se localizan agrupamientos de viviendas, áreas funerarias e industriales. Desde entonces y hasta el momento actual se constata la presencia de una secuencia cronológica de ocupación ininterrumpida. Ya en la Edad del Bronce se localizan varios asentamientos, alcanzando la fase carpetana, previa al contacto con Roma.
En el polígono industrial se han localizado restos de un asentamiento romano, así como una lápida funeraria en la ermita de la Soledad. Tras la caída de Roma, este territorio entra a formar parte del reino visigodo de Toledo.
De la ocupación musulmana poco se conserva, pese a los diferentes asentamientos establecidos y al carácter defensivo de la mayoría de estos. Alfonso VI reconquistó el territorio, coincidiendo con la ocupación de Toledo en 1085. Desde este momento, Torres de la Alameda entrará a formar parte del grupo de asentamientos dependientes de Alcalá.
En 1555, la princesa Dña. Juana de Portugal otorgó a Torres de la Alameda, en nombre de su hermano el Rey Felipe II, el título de villa, que aún ostenta. También bajo el reinado de Felipe II, Torres de la Alameda pasó del poder de los arzobispos toledanos a ser gestionada por la Corona.
Entre el patrimonio histórico-artístico de Torres de la Alameda, destaca la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, uno de los bellos ejemplos de arquitectura religiosa del siglo XVI en la Alcarria de Madrid. Es probable que se construyera sobre una edificación mudéjar anterior. La iglesia, de estilo renacentista, destaca por su pórtico y torre. En el interior resalta el artesonado del techo, el altar y la bella bóveda de la capilla de los condes de Montesclaros.
La ermita de la Soledad, del siglo XVI, cuenta en su fachada con una lápida romana del s. II que no se sabe cómo llegó allí. En su interior, cada Semana Santa se expone la Sábana Santa, una pieza del siglo XVII única en la Comunidad de Madrid.
El papel protagonista de la gastronomía de Torres de la Alameda es su aceite de oliva, con variedades de cornicabra y manzanilla, muy apreciado en la zona. Es costumbre que los vecinos lleven las aceitunas de sus terrenos a la almazara. Ya en las Relaciones de Lorenzana, de 1782, se mencionaba la existencia de dos molinos de aceite en el pueblo.
Torres de la Alameda es un municipio que presenta una gran biodiversidad. Sus cuestas y barrancos son un pequeño vergel inesperado de mariposas e insectos, mientras que por el resto del territorio es fácil divisar aves rapaces planeando en busca de alimento.
Se han divisado mariposas en peligro de extinción como la mariposa arlequín y aves emblemáticas como el águila real o el buitre negro. Especialmente interesantes son las mariposas porque la diversidad de este grupo es comparable a la Reserva de El Regajal, uno de los espacios naturales más importantes de la Comunidad de Madrid.
En el entorno natural de Torres de la Alameda destaca el mirador de los pájaros, situado en una de las zonas elevadas desde donde obtener una magnífica panorámica de la localidad, tras completar una senda a unos 2 km del centro urbano.
Los caminos y vías pecuarias que rodean la localidad son la mejor opción para conocer su entorno, a pie o en bicicleta. Las 4 rutas más importantes son la de los Prados, la Real, la del Monte del Chorro y la del Monte Alto.
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Valdeavero
Valeavero se localiza al noreste de la región, en las llanuras aluviales del arroyo Camarmilla, afluente del río Henares, entre vaguadas y barrancos, a 56 km de Madrid. Cuenta con una población que roza los 2.000 habitantes.
Por los restos encontrados, queda claro que Roma estuvo presente en la zona. El más importante es una inscripción funeraria romana del siglo II d.C. No se han encontrado vestigios visigodos, pero los hallados en las proximidades hacen suponer que esta zona estuvo bajo su influencia.
No hay documentos que acrediten un asentamiento musulmán, pero parece que la población actual fue fundada por los árabes como granja de labor. Reconquistados por Álvar Fáñez, estos territorios pasaron a Alfonso VI, quien cede la plaza de Alcolea de Torote, junto con sus aldeas entre las que se encontraría Valdeavero, al conde García Ordóñez.
En 1174 la vizcondesa Ermesenda de Narbona vendió la mitad de Alcolea al Monasterio de la Vid. Valdeavero estuvo en manos de los monjes hasta 1311, cuando la plaza es permutada por tierras y pasa a las monjas de Santa Clara de Guadalajara. En 1323, perteneció al arzobispado de Toledo. En el siglo XVI se convierte en Villa de la Corona, y figura en las relaciones filipenses como posesión del rey Felipe II. El marqués de Campoflorido que la poseyó hasta 1724. La viuda del marqués vendió las propiedades al X Duque de Medinaceli y en 1774 vendió el señorío y el vasallaje de Valdeavero a Don Martín de Martiarena Zamarquilena, rico indiano procedente de Chile. En 1861 pasó al II conde de la Cimera, vendiéndose y pasando a manos de otros tres titulares hasta la actualidad.
Valdeavero cuenta con un singular patrimonio histórico-artístico en el que destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una construcción del siglo XVI con una torre campanario reconstruida en el siglo XIX. Especial atención merece la capilla del Rosario por su reja en forja y talla policromada, así como las imágenes del Santísimo Cristo del Sudor y de Jesús Nazareno.
El palacio del marqués de Campoflorido es elemento que estructura el conjunto monumental. Se construyó en el siglo XVIII. Cuenta con una portada con escudo, torres angulares en la fachada, una galería que comunicaba el palacio con la iglesia y los restos del llamado Pinoche de la Cigüeña, un ingenio que llevaba al palacio el agua del arroyo Camarmilla.
Otra construcción singular es el antiguo palomar, de doble cuerpo, que data del siglo XVIII. Es una de las pocas construcciones de su género que se conservan en la Comunidad de Madrid.
El entorno natural de Valdeavero destaca por tres tipos de paisaje, como la zona de matorrales compuestos por retamas, genistas y tomillares. Los prados húmedos de hierbas altas forman bandas estrechas a la orilla del arroyo Camarmilla. Otro de los paisajes es el bosque de galería formado por saucedas, choperas y olmedas. Estos espacios contienen sendas practicables a pie y en bicicleta.
El término municipal de Valdeavero queda totalmente integrado en la Zona de Especial Protección para las Aves denominada “Estepas cerealistas de los ríos Jarama y Henares”, por lo que se convierte en un atractivo para la observación de avifauna amenazada y singular como la avutarda, el sisón, el cernícalo y los aguiluchos cenizo y pálido. También se pueden observar especies gran valor como la carraca europea, la calandria, la cigüeña blanca o el alcaraván.

Valdemorillo
Valdemorillo se localiza a 42 km al oeste de Madrid, sobre los piedemontes entre los ríos Perales y Aulencia y al sur del embalse de Valmayor. Cuenta con una población que roza los 14.000 habitantes.
El origen de Valdemorillo se vincula a los restos cerámicos encontrados que datan de la Edad del Bronce. Se suman también los restos de cerámica de época romana y visigótica, encontradas en torno a las calzadas romanas que continuaron en servicio durante la Edad Media.
El actual emplazamiento de Valdemorillo aparece documentado en 1302, en el Libro de la Montería de Alfonso XI. Tras la Reconquista, los reyes Juan II y Enrique IV poseían palacios de caza y pabellones en Valdemorillo que fueron abandonados en tiempos de los Reyes Católicos. Felipe II también se fijó en Valdemorillo, eligiendo el lugar como residencia del príncipe Muley Xeque Xarife, exiliado de Marruecos, durante su preparación para el bautismo como Don Felipe de África. En 1575 se alojó en Valdemorillo la comitiva que trasladaba los restos mortales del emperador Carlos V y de su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal, hacia San Lorenzo de El Escorial. Felipe II otorgó a Valdemorillo el título de villa, ratificado por Felipe IV en 1628. Durante el siglo XVIII Valdemorillo continúo siendo frecuentado por reyes aficionados a la caza. A mediados del XIX, destacó la instalación de la Sociedad del Aulencia, que fabricaría lozas de la mejor calidad de la época, incorporando la localidad al movimiento industrial.
Entre el patrimonio histórico-artístico de la localidad, destacan la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida en 1601, cuando se remató la fachada principal en estilo herreriano, que contrasta con los elementos de gótico tardío y barroco de su interior, además de la presencia de restos mozárabes y románicos. Su aspecto homogéneo se debe a la reforma de Bartolomé Elorriaga, discípulo de Juan de Herrera. Nada se salvó en su interior durante la guerra civil. Destaca su torre campanario y su gemela inacabada, así como la bóveda del coro alto.
La antigua fábrica de lozas de Valdemorillo fue fundada en 1845 por la Sociedad de Aulencia, Falcó y Cía, como fábrica de cal, cristal, loza, porcelana, gres y vidrio hueco. Uno de sus elementos más destacados son las torres de tres hornos-botella de cocción de la porcelana. El edificio ha sido restaurado y reconvertido para diferentes usos públicos. Alberga el CUMVAL, la Cueva Museo de Cerámica y Vidrio de Valdemorillo.
La ermita de Valmayor se sitúa junto al embalse homónimo, a unos seis kilómetros del centro urbano de Valdemorillo. Es el único vestigio del antiguo poblado. En ella se celebra la romería de la Virgen de la Esperanza el primer domingo del mes de junio.
La ermita de San Juan se construyó en el siglo XIX sobre las ruinas de una anterior. Es una de las dos ermitas que se conservan de las siete que originalmente tuvo Valdemorillo. En su interior destaca el artesonado de madera. Con la festividad de San Juan se encienden hogueras en torno a la ermita.
El Museo Fundación Eduardo Barreiros es un espacio expositivo que muestra los logros del trabajo, tesón y experimentación de este ingeniero, el primero dedicado en España a una figura relevante en el mundo de la automoción, un hombre que comenzando de la nada logró crear una de las empresas privadas más importantes en el desarrollo industrial de España, en las décadas de los 50 y 60 del siglo XX.
La tradición taurina en Valdemorillo está muy arraigada, como muestra la plaza de toros de La Candelaria, una instalación cubierta, desde 2007, para la celebración de festejos taurinos pero también para albergar la celebración de diversos eventos. La plaza cuenta con un aforo de 5.000 localidades.
El entorno natural de Valdemorillo está enclavado en la zona protegida por el Parque Regional del Curso Medio del río Guadarrama y su entorno. La riqueza medioambiental de la zona ha permitido el desarrollo del senderismo, las excursiones todoterreno, la acampada y los paseos a caballo. Destacan las rutas de Lanchalagua, la del río Perales y la de la ermita de Valmayor.
Dada la proximidad del embalse de Valmayor, el segundo en capacidad de agua almacenada de la Comunidad de Madrid, es habitual la práctica de deportes náuticos, como la vela, y la pesca, además integra diversos ecosistemas de ribera, encinares y zonas anegadas. Alberga diferentes especies de anfibios, peces, reptiles, aves acuáticas y migratorias.
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Valdemoro
Valdemoro se localiza a 29 km al sur de Madrid, cerca del Parque Regional del Sureste, entre lomas y campiñas en yesos donde crecen olivares y matorrales. Cuenta con una población que supera los 81.000 habitantes.
Los primeros indicios de presencia humana en Valdemoro se remontan a la Edad del Hierro, hallados en la finca de El Espartal. De la Edad del Bronce se han encontrado algunos poblados que evidencian el carácter estratégico de la zona. Del periodo Calcolítico contamos con numerosos elementos materiales. De la época romana se han hallado restos de una villa que tuvo continuidad hasta el periodo visigodo.
En el subsuelo se han encontrado vestigios de métodos orientales para el abastecimiento de agua, lo que confirmaría una probable fundación musulmana de la actual villa de Valdemoro. Sin embargo, parece que a la llegada de los musulmanes ya existía la población, y sus habitantes habría opuesto una fuerte resistencia a la invasión. Tras la Reconquista del reino de Toledo, por Alfonso VI, en 1085, el concejo segoviano extendió su amplia Comunidad de Villa y Tierra, a la que se vincularía Valdemoro en 1190, mediante un privilegio del rey Alfonso VIII. En este ámbito Valdemoro alcanzó importancia y se convirtió en cabeza de sexmo, donde se agrupaban los lugares de Chinchón, Bayona, Valdelaguna, Villaconejos, Seseña, Ciempozuelos y San Martín de la Vega. Después pasó a formar parte del patrimonio territorial del Adelantado Mayor de Castilla, Hernán Pérez de Portocarrero. A finales del siglo XIV se convirtió en señorío eclesiástico del Arzobispado de Toledo. Paralelamente, la concesión del privilegio de villa, gracias a Enrique III, facilitó su paulatino desarrollo económico y social. En 1480 los Reyes Católicos desvincularon Valdemoro de la Tierra de Segovia en beneficio de los marqueses de Moya. En 1577 volvía a cambiar de dueño, por Felipe II, en favor de las propiedades del arzobispado toledano. De ser villa de realengo pronto se convirtió en señorío jurisdiccional en manos de Melchor de Herrera, marqués de Auñón, regidor del concejo madrileño, época en la que se fundó el convento del Carmen. Valdemoro se mantuvo en poder de la familia del marqués hasta su venta a Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Lerma y valido de Felipe III. Su nuevo propietario aprovecharía la ubicación privilegiada de la villa en el camino de la Corte al Real Sitio de Aranjuez para honrar a los monarcas y su numerosa comitiva en sus paradas intermedias de descanso. El núcleo urbano contó con el privilegio de realizar una feria anual. La pertenencia a Lerma trajo consigo la fundación del convento de la Encarnación. En la segunda mitad del conflictivo siglo XVII se acometieran las obras más notables de la iglesia parroquial, consistentes en el alzado de la capilla mayor, campanario, bóveda y frescos de la nave central y reconstrucción de la capilla del Rosario. En el siglo XVIII, José Aguado Correa, hidalgo cortesano y natural de la villa, consiguió instalar una fábrica de paños finos en posesiones familiares, amparado en las nuevas doctrinas de renovación industrial promulgadas por los Borbones.
Entre el patrimonio histórico-artístico de Valdemoro destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo barroco, el edificio más importante del conjunto monumental del municipio. Destaca la torre del campanario, culminada en 1764. El altar mayor está adornado por tres pinturas: San Pedro Mártir, de Ramón Bayeu, La Asunción de la Virgen, de Francisco Bayeu, y Aparición de la Virgen a San Julián, obispo de Cuenca, de Francisco de Goya. Completan la oferta pictórica del templo dos pinturas de Claudio Coello, San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola, así como varios frescos de Antonio van de Pere.
El convento de Santa Clara fue construido en 1613 bajo el mecenazgo del duque de Lerma. El diseño correspondió a fray Alberto de la Madre de Dios. La iglesia constituye el elemento más interesante del conjunto. El retablo está decorado con dos pinturas del siglo XVII.
La plaza de la Constitución es un espacio de forma rectangular que obedece a la tradición castellana, con soportales y balconadas de. Entre sus construcciones destacan la Torre del Reloj, de 1672, la Casa Consistorial, del siglo XVI, en el que participó Francisco de Mora.
La Fuente de la Villa es uno de los ejemplos más interesantes de fuentes barrocas madrileñas, mandada costruir en piedra de Colmenar por el duque de Lerma en 1605. Se usaba para el ganado y para los comerciantes que acudían a la feria otorgada desde el siglo XVII. Junto a la fuente se levanta el lavadero municipal, un interesante edificio de comienzos del siglo XX.
Entre las fiestas del municipio, por su interés turístico, destaca la celebración de la Feria Barroca de Valdemoro, un mercado artesano ambientado en el siglo XVII. Tiene lugar a mediados del mes de octubre. Su origen proviene del Privilegio de Feria otorgado por el rey Felipe III en 1603.
El entorno natural de Valdemoro cuenta con la protección del Parque Regional del Sureste en la zona más oriental del municipio. Valdemoro cuenta con una red de caminos que comunica el municipio con parajes y localidades próximas, algunos de gran riqueza paisajística, floral y faunística. Entre los senderistas y ciclistas, cobran especial relevancia las cuatro rutas que el Ayuntamiento ha señalizado para divulgar estos hábitats. Se trata de las denominadas Bolitas del Airón, Canteras de Yeso, Entrecerros y Cerro de la Mira. Aquellos que se adentren en los campos que circundan el centro urbano, se aproximarán también a la influencia que el paisaje ha tenido en el poblamiento del territorio desde hace 4.000 años, cuando se datan los primeros asentamientos en la zona conocida como El Espartal; muy cerca, en Las Canteras, se localiza un vicus romano considerado uno de los yacimientos más importantes de este periodo en la región. La importancia de Valdemoro como punto intermedio en el antiguo camino histórico Madrid-Aranjuez y en el interés cultural y paisajístico de un emplazamiento particularmente fértil suscitará el interés de los visitantes.
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Villaviciosa de Odón
Villaviciosa de Odón se ubica a 23 km al oeste de Madrid, entre los barrancos y vaguadas de la vega del río Guadarrama, entre retamares, encinares y alcornocales.
Según los restos arqueológicos hallados, los primeros pobladores constatados de estas tierras provienen del período tardorromano, del siglo III. Desde entonces parece permanente la presencia humana, como confirman diversos materiales de la época visigótica. La población documentada más antigua que conocemos en el municipio es un poblado árabe, citado por el cronista Ibn Hayyan en 939, llamado Calatalifa, mandado construir por Abderramán III en el siglo X. Situado en una zona cercana al río Guadarrama, durante la Reconquista fue ocupado por las tropas castellano-leonesas en el avance cristiano que culminó con la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085. El lugar subsistió como poblado independiente de la jurisdicción de Segovia, con habitantes cristianos, moros y judíos, que se fue despoblando paulatinamente hasta desaparecer hacia finales del siglo XIII.
A mediados del siglo XV, aparece un documento en el que figura el nombre de Odón, A finales de este siglo, los Reyes Católicos separan la población de la jurisdicción de Segovia para cedérselo en Señorío a los marqueses de Moya, don Andrés Cabrera, mayordomo de Enrique IV, y su esposa doña Beatriz de Bobadilla, quienes, en 1496, edifican aquí una fortaleza. Su tercer hijo, don Fernando, heredó el Señorío que incluía la villa de Odón. Durante la guerra de las Comunidades sufrió en sus propiedades el asalto y destrozo de fortalezas que realizaron los Comuneros de Segovia. En recompensa a su lealtad, Carlos I le concedió el título de conde de Chinchón. El tercer conde de Chinchón, don Diego Fernández Cabrera, ordenó la reconstrucción del castillo, hacia 1590, según planos anteriores del arquitecto Juan de Herrera.
En el reinado de Felipe V, tras la guerra de Sucesión, Villaviciosa adquiere su nombre definitivo y comienza a tener un peso específico relevante entre la nobleza y la realeza. Se piensa en nuevas orientaciones para los sitios y cazaderos reales. Se buscan puntos no muy alejados de la Corte y acordes con las diferentes estaciones del año. En este inusitado interés por aumentar el Patrimonio Real, se encuadra Villaviciosa de Odón. Isabel de Farnesio, Felipe V y el Infante don Luis eran grandes amantes de la caza, hecho que les llevó a arrendar algunas fincas para ese fin. En1739, el propio rey decretó la zona como Bosque Real, lo que motivó que la villa floreciese en el siglo XVIII con la presencia de la Familia Real y su séquito.
Entre el patrimonio histórico-artístico de Villaviciosa de Odón destacan: la Casa-Palacio de Manuel Godoy, construida a principios del siglo XVII con el estilo de los Austria. Fue habitada por los marqueses de Villacastel de Carrias, los condes de Murillo y los condes de Belveder, entre otros. En 1800, pasa a manos de doña Teresa de Borbón y Vallabriga, condesa de Chinchón, y su esposo don Manuel Godoy. A partir de la caída de Godoy, la casa no acogió nunca más a su familia titular y fue objeto de arrendamiento durante todo el siglo XIX. El Ayuntamiento de Villaviciosa la adquirió en 1986. La finca encierra unos magníficos jardines con huertas, atravesados por el arroyo de La Madre. En la actualidad, la Casa de Godoy alberga la colección de pintura Maruja Díaz y Danza y el denominado Café del Infante. El conjunto arquitectónico del centro histórico se puede admirar a través de una ruta que selecciona las construcciones más notables. El castillo de Villaviciosa de Odón es la edificación con mayor singularidad. La primera fortaleza fue edificada en tiempos de los Reyes Católicos por los marqueses de Moya a finales del siglo XV. Casi un siglo después, el conde de Chinchón don Diego Fernández Cabrera ordenó su reconstrucción según los planos de Juan de Herrera. La fortaleza tiene planta cuadrangular, con tres torres circulares y una torre de homenaje. Del interior, hay que significar el patio porticado con pilares y arcos de piedra berroqueña, en cuyo centro aparece un templete, también de granito. Actualmente, el castillo pertenece al Ejército del Aire, que lo utiliza para albergar su Archivo Histórico desde 1973. La Fuente de los Caños, al pie del castillo, se atribuye a Ventura Rodríguez, construida en el siglo XVIII. Los dos espacios verdes contiguos al castillo conjugan naturaleza, arte, cultura y recreo. El parque de El Castillo está conformado por unos amplios terrenos abiertos con arbolado disperso, en cuyo centro se distingue un estanque de considerables dimensiones abundantemente poblado por variedad de aves acuáticas, como ánades de varias especies, gansos, cisnes, ocas, etc. El Jardín Histórico es una recreación adaptada del proyecto de jardín que don Juan Bautista Sachetti ideó en 1739 por orden del rey Felipe V para decorar los exteriores del Castillo. El torreón de doña Laura García Noblejas es un singular edificio enclavado en unos jardines. Se construyó en 1860 y en 1973 fue. Hoy forma parte del patrimonio municipal y se destina a diversas actividades.
Calatalifa fue una antigua población árabe, situada junto al río Guadarrama, que mandó construir Abd al-Rahmán III en el siglo X. La fortaleza se situaba en un punto estratégico, conocido como cerro de El Miradero. En la actualidad podemos encontrar el yacimiento arqueológico que forman sus ruinas, ubicadas en el Parque Regional del Curso Medio del río Guadarrama y su entorno. Este enclave proporciona unas magníficas vistas del río y la vegetación de bosque mediterráneo y de ribera. Una ruta desde el centro urbano nos permite llegar a este singular entorno.
El entorno natural de Villaviciosa de Odón fue antaño un gran encinar mediterráneo maduro, con bosques de ribera en las inmediaciones de ríos y arroyos. En la actualidad el paisaje intercala distintas extensiones de encinares, dehesas, pinares, matorrales variados, bosques de ribera, sotos, cultivos de secano, huertas y pastos. La fauna de Villaviciosa de Odón es tan variada en especies como las comunidades vegetales a las que van ligadas. En los encinares y pinares de pino piñonero destacan la comadreja, el tejón o el zorro; aves como el águila imperial, el búho real o el cárabo, además de diversas variedades de reptiles y anfibios. En las dehesas destacan la musaraña, el cernícalo o la perdiz roja. En los humedales y sotos encontramos erizos, turones y corzos, así como gran variedad de aves, como el milano negro, la garza real o el martín pescador.
Para conocer el entorno natural de Villaviciosa podemos recorrer las rutas de interés ambiental, así como otras rutas y paseos.
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