Enclavada en el corazón mismo del Valle del Lozoya y a unos 100 kilómetros de la capital, Rascafría es un destino ideal para los amantes de la naturaleza y disfrutar de la montaña, de bosques de cuentos nórdicos, de agua y del discurrir lento del tiempo entre paredes de piedra. 

La barrera natural que supone la Sierra de Guadarrama y la belleza de este entorno han sido, sin duda, factores determinantes para que reyes, nobles y religiosos construyeran relevantes edificaciones como fortalezas defensivas, monasterios o iglesias en estas tierras. Su economía dependió de la cartuja de Santa María de El Paular desde la fundación de ésta, en 1390, hasta el siglo XIX. Durante todo este largo periodo, el monasterio gozó de la protección de los reyes castellanos.

Las villas te invitan a desconectar

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