San Martín de Valdeiglesias, historia y naturaleza

Cuenta la historia que Don Álvaro de Luna mandó construir el castillo de la Coracera. Fue después de comprar por 30.000 maravedíes el pueblo y señorío de San Martín de Valdeiglesias,  en las estribaciones de la sierra de Gredos. Corría el año 1434. Parece ser que por entonces ya existía, al menos, un torreón en este promontorio. Sea como fuere, el castillo de la Coracera reina sobre el conjunto urbano de San Martín de Valdeiglesias desde que se tienen recuerdos del lugar. 

El contrapunto a tan destacada posición lo pone la iglesia de San Martín Obispo. Fue construida sobre las ruinas de un pequeño templo, tras una denuncia de sus habitantes, en el siglo XVII. Denunciaron a los perceptores de los diezmos ante el Consejo de Castilla por no cumplir con su obligación de mantener el templo. 

Pero San Martín, que quiere y cuida a su castillo y a su iglesia, ha sabido crecer en muchos otros terrenos. Quizá el más destacable de todos sea el cultivo de la vid y su transformación en cuidados y apreciados vinos, eso sí, con permiso de su ganadería. Sus restauradores, empeñados en poner paz en esta rivalidad, tienen la solución: no hay mejor placer en San Martín que un buen asado, acompañado de un vino de la tierra.