Im Nationalpark Sierra de Guadarrama, am Fuße des Berges La Pedriza, liegt die Burg Manzanares el Real, auch als Burg von Mendoza oder neue Burg bekannt.

Der Ursprung dieses Bauwerks liegt in der Adelsherrschaft "Real de Manzanares“, die von der Krone geschaffen wurde, um die endlosen Streitigkeiten zwischen den Räten von Segovia und Madrid über die Zuständigkeit dieser fruchtbaren Wälder und Weiden beizulegen.

Ein langer Prozess von Allianzen machte die Mendozas zu einer der mächtigsten Familien im Königreich Kastilien. Im Jahr 1445 verlieh ihnen Johann II. den Titel des Marquis von Santillana und des Grafen von Real de Manzanares, der von Íñigo López de Mendoza verkörpert wurde, einem berühmten Staatsmann, Krieger und Dichter, Autor populärer Werke wie dem Serranillen.

Der erste Herzog von Infantado, Diego Hurtado de Mendoza, war derjenige, der den Bau der neuen Burg von Manzanares el Real vorantrieb, der dem berühmten Architekten Juan Guas anvertraut wurde. Sein Stil, der durch die Kombination gotischer und Mudéjar-Elemente gekennzeichnet ist, ist in jeder Ecke der Festung sichtbar. Die reiche Dekoration mit geometrischen und pflanzlichen Motiven und die Eleganz ihrer Linien machen die Burg von Manzanares el Real zu einem Meisterwerk spätmittelalterlicher Architektur, das als Vorbild für den Infantado-Palast in Guadalajara diente.

Der aus Granitquadern bestehende Bau hat eine quadratische Grundstruktur mit drei daran befestigten zylindrischen Türmen. Der quadratische Bergfried ist ein weiterer Körper, der mit der Einfriedung verbunden ist, in der sich die Kapelle befindet. Diese Einfriedung ist von der unteren Barbakane mit zinnenbewehrter Brustwehr umgeben. Der Eingang ist mit Maschikulis versehen und von Türmen mit Schießscharten flankiert.

Dieser Charakter einer äußeren Festung in einer so fortgeschrittenen Zeit konnte nur aufgrund der engen Beziehungen der Mendoza zu den katholischen Monarchen möglich sein, da letztere den Bau neuer Verteidigungsanlagen verboten hatten, um die militärische Macht des Adels zu kontrollieren. .

Die wichtige Neuerung findet sich im Inneren des Schlosses, da der große zentrale Raum nicht mehr als traditioneller Innenhof genutzt wird, sondern als Wohnhof mit einer doppelten Galerie aus Korbbögen im gotischen Stil, deren Leichtigkeit einen Kontrast zur steinernen Kraft der die Außenfassade.

Im Inneren ist unter anderem eine Sammlung flämischer Wandteppiche, Gemälde, Rüstungen und Möbel aus dem 16. bis 19. Jahrhundert zu sehen.

Nachdem der Komplex jahrhundertelang vernachlässigt worden war, wurde er 1914 durch den Architekten Vicente Lampérez erstmals restauriert. 1931 wurde es zum historisch-künstlerischen Denkmal erklärt und die letzte Restaurierung wurde 1964 von Manuel González Valcárcel durchgeführt. Im Jahr 1982 fand in dem Gebäude die Ausarbeitung und Unterzeichnung des Autonomiestatuts der Gemeinschaft Madrid statt, das 1983 in Kraft trat.

 

Die Schlossbesichtigung ist vorerst eingestellt.

Historia del Castillo

En el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, a los pies de La Pedriza, se encuentra el castillo de Manzanares el Real, también conocido como castillo de los Mendoza o castillo nuevo. 

El origen de esta construcción es el señorío nobiliario del “Real de Manzanares”, creado por la Corona para solucionar los pleitos sin fin entre el Concejo segoviano y el madrileño por la jurisdicción de estas ricas tierras de bosques y pastos.

Un largo proceso de alianzas convertirían a los Mendoza en una de las familias más poderosas del Reino de Castilla. En 1445, Juan II les concedió el título de marqués de Santillana y conde del Real de Manzanares, que se personificó en Íñigo López de Mendoza, famoso como gran hombre de estado, guerrero, así como poeta, autor de composiciones populares como las serranillas.

El primer duque del Infantado, Diego Hurtado de Mendoza, es quien impulsa la construcción del castillo nuevo de Manzanares el Real, encomendada al célebre arquitecto Juan Guas. Su estilo, caracterizado por la combinación de elementos góticos y mudéjares, se aprecia en cada rincón de la fortaleza. La rica decoración, con motivos geométricos y vegetales, y la elegancia de sus líneas hacen del castillo de Manzanares el Real una obra maestra de la arquitectura tardomedieval que sirvió de precedente al palacio del Infantado en Guadalajara.

De sillería de granito, el núcleo, es un cuadrado con tres torres cilíndricas adosadas, siendo la torre cuadrada del homenaje otro cuerpo conectado con el recinto donde se encuentra la capilla. Este recinto está rodeado por la barbacana, más baja, con adarve almenado. La entrada cuenta con matacanes, flanqueada de torreones con saeteras. 

Este carácter de fortaleza exterior, en una época tan avanzada, sólo pudo ser posible por las estrechas relaciones de los Mendoza con los Reyes Católicos, ya que éstos habían prohibido erigir nuevas construcciones defensivas a fin de controlar el poder militar de la nobleza.

La importante novedad está en el interior del castillo, al utilizarse el gran espacio central, no ya como el tradicional patio de armas, sino como un patio residencial con doble galería de arcos carpaneles, de estilo gótico, contrastando su levedad con la contundencia pétrea de la fachada exterior.

Su interior alberga, entre otros elementos, una colección de tapices flamencos, pinturas, armaduras y muebles de los siglos XVI al XIX. 

Tras siglos de abandono, el conjunto fue objeto de una primera restauración en 1914, por el arquitecto Vicente Lampérez. En 1931 fue declarado Monumento Histórico-Artístico y en 1964 se realizó la última restauración, a cargo de Manuel González Valcárcel. En 1982, el edificio acogió la ponencia redactora y la firma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid, que entró en vigor en 1983. 

Las visitas al castillo se encuentran suspendidas temporalmente.

 

 

 

 

 

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