Casita del Infante

La Casita del Infante, también conocida como Casita de Arriba, es un elegante edificio neoclásico construido entre 1771 y 1773 por el arquitecto Juan de Villanueva, por encargo de Carlos III, para su hijo el infante Gabriel de Borbón. Su función principal era servir como lugar de recreo y descanso, especialmente para disfrutar de la música de cámara, una de las grandes pasiones del infante Gabriel.

El edificio presenta una planta cuadrada y está construido en granito, con una fachada principal sobria y armoniosa, destacando un pórtico de columnas jónicas. El distribuidor central está cubierto por una cúpula octogonal, y las habitaciones se disponen alrededor de un salón central pensado para la música.

Está rodeada por jardines de estilo italiano en terrazas descendentes, diseñados para que la música pudiera escucharse tanto desde el interior como desde el exterior. Los jardines fueron terminados en 1774 por el florentino Luis Lemmi, siguiendo la traza de Villanueva, con vistas al entorno natural de la Herrería.

El propio infante Gabriel, gran aficionado y talentoso músico, llegó a interpretar obras de su maestro, el padre Antonio Soler, durante la inauguración de la casita.

La decoración original se perdió, principalmente por el expolio napoleónico; la decoración actual corresponde a los reinados de Carlos IV y Fernando VII.

Durante el franquismo fue restaurada para servir de residencia a Juan Carlos de Borbón, entonces estudiante, y aún se conservan su dormitorio y despacho.

En 1988, los reyes Juan Carlos y Sofía ofrecieron aquí un almuerzo en honor de la reina Isabel II de Inglaterra y el duque de Edimburgo.

La Casita del Infante es una joya arquitectónica y paisajística, menos conocida que el Real Monasterio de San Lorenzo, pero de gran valor histórico y artístico, ideal para quienes buscan conocer el entorno palaciego y cultural de la familia real española en el siglo XVIII.